viernes, 23 de marzo de 2012

¡Tamos en campaña! (XI): En Santa Marina

Kleiser en Sta. Marina de Obanca.

Entre las dulces caricias de brisas muy suaves y placenteras, e infinidad de rayos de luz esplendorosa, rebosando su corazón alegría y contentamiento indecibles, partió a las tres de la tarde del día 3 de Octubre último de la plaza de la Oliva de esta villa; acompañado de gran número de sus leales amigos cangueses, el incansable caudillo de las innúmeras fuerzas Kleiseristas del Distrito electoral de Cangas de Tineo D. Luis Martínez Kleiser, en dirección al inmediato pueblo de Santa Marina de Obanca.

Bajaron al hermoso Puente Nuevo, llegaron deseguida junto a la casa de don Marcelino Álvarez, conocida por «Casa de Baratura», y, desde este punto, comenzaron la subida de los dos kilómetros próximamente de camino que, para llegar al mencionado pueblo, tenían que recorrer.

Unos 50 metros habían andado, cuando viéronse gratamente sorprendidos por un lindo y numeroso grupo de niños y niñas que, en el pueblo de El Fuejo, les salieron al encuentro dando incesantes «vivas» al Sr. Kleiser, demostración sencilla y palmaria del verdadero afecto que a éste profesan ya hasta los niños, y que él, igual que sus acompañantes, muy singularmente agradeció.

Este precioso detalle, que a primer golpe de vista parece insignificante y que en varias ocasiones se tiene observado, evidencia lo eminentemente popular que es la candidatura del Sr. Kleiser, para diputado a Cortes por este Distrito.

Al dar vista la comitiva a Santa Marina, cuyo pueblo hallábase reunido con su virtuoso Párroco D. Esteban Fernández a la cabeza, una nutridísima y prolongada descarga de gruesos palenques que, mezclado y confundido con el ensordecedor eco de constantes, unánimes y entusiásticos vítores al Sr. Kleiser, dejó resonar el suyo potentísimo sobre esta capital, para pena y quebranto de Inclanistas, y de Kleiseristas alegría y consuelo, anunció la llegada.

Muy efusiva y cariñosamente saluda el Sr. Kleiser a todos y a cada uno de los allí presentes y, a la cabeza de todos colocado, parten directamente, llenos de alegría, de regocijo y de entusiasmo hacia el prado de la propiedad de D. José Berdasco, donde la reunión había de efectuarse, y desde cuyo sitio domínase perfectamente la villa de mis amores, la villa de Cangas de Tineo.

Adralés (Fotu: Cangas del Narcea: la Asturias por descubrir)
Al poco rato de haber llegado al indicado sitio, dejóse ver por el camino real una verdadera nube de hombres que, entre el incesante disparo de grandes cohetes y las alegrísimas notas de la gaita muy hábilmente manejada por el gaitero de Adralés D. Vicente Martínez, dirigíanse, contentos y gozosos, al referido prado cual si fuesen a celebrar la más solemne y predilecta de sus fiestas. Eran los vecinos de los pueblos de Villar de Adralés, Adralés, Amago, Carballedo, Irrondo y Cerame.

Mi pluma confiésase incapaz de poder describir la animación, la alegría, el regocijo, el entusiasmo que reinó, entonces, entre aquellas gentes tan buenas y sencillas como laboriosas y honradas...

Tampoco acierta a trasladar aquí la inmensa satisfacción que, en aquellos deliciosos momentos, reflejaba el tranquilo y bondadoso semblante del dignísimo Párroco, viendo a todos sus amados feligreses reunidos allí en una sola voluntad, en una sola aspiración, en un solo anhelo; el de mostrar su afecto y adhesión inquebrantables al Sr. Kleiser. ¿Para que me sirves, pluma mía, si no me sirves para expresar cuanto quiera, y como quiera, valiéndome de ti?...

Cesan los «vivas»... callan los cohetes... enmudece la gaita... y D. Ceferino Arias, con frase limpia, correcta y sencilla, impregnada del calor del entusiasmo que arde en su pecho, hace la presentación del Sr. Kleiser para Diputado a Cortes por el Distrito de Cangas de Tineo, en las primeras elecciones que se celebren. Su discurso fue justamente premiado por una espontánea y nutrida salva de calurosos aplausos de aquella noble e imponente multitud.

Esta, que ansiaba por momentos el escuchar la palabra de su caudillo y jefe, quedóse, súbitamente, silenciosa.

Con vigorosa entonación y voz clara y elocuentísima pronunció el Sr. Kleiser, un admirable discurso. Comenzó, agradeciendo a aquella inmensa muchedumbre su concurrencia al acto, lo cual atribuyó entre otras cosas a lo muy cansada que se encuentra ya de sufrir los golpes del maldito látigo del cacique que él se había formado el propósito firmísimo de desterrar para siempre del Distrito de Cangas de Tineo, aunque tuviera que sacrificar su vida en la demanda; manifestó que él iría a las Cortes para traducir y expresar fielmente las voluntades, aspiraciones y anhelos de bienestar y de prosperidad de los electores y que, convencido plenamente de que el honrado y noble Distrito de Cangas de Tineo dirigía los ojos con esperanzas hacia él, hacía toda .clase de sacrificios para conseguir llenarlo de bienes y de dicha.

Un inclanista dijo, pronunció la siguiente frase: «Han conseguido -refiriéndose a los Kleiseristas- despertar al León», considerando erronéamente que el «León» era el Inclanismo, y, sin quererlo, dijo una verdad muy grande.

Ese león, somos nosotros; su cuerpo, hermoso, fuerte y perfecto, lo formáis todos los electores del Distrito de Cangas de Tineo, y yo me honro muy altamente en representar, debido tan sólo, a vuestra buena y sana voluntad, su cabeza. Ese león que, más bien que dormido, estaba narcotizado por el caciquismo, irguióse de repente, sacudió su melena, dio un bramido y apréstase a dar la decisiva batalla al funesto «Inclanismo», segurísimo de que lo vencerá. Puede afirmarse que lo tiene ya vencido.

Al terminarse el discurso, los unánimes aplausos, vítores y aclamaciones al futuro Diputado a Cortes por Cangas de Tineo, llegaron al delirio del entusiasmo.

Usó, seguidamente, de la palabra el entusiasta Kleiserista D. Adoración Regueral, quien, con lenguaje llano y sencillo, pero de energía y de entusiasmo rebosante, expuso con verdadera maestría a la consideración de aquellas gentes una buena parte de la odiosa obra de los caciques y cacicuelos, que sólo supieron llevar a los pueblos la discordia y la ruina; cuyo caciquismo hallábase próximo a morir a manos del Kleiserismo.

Fue muy aplaudido el Sr. Regueral, por aquella muchedumbre que, a la terminación del discurso, gritó entusiasmada y con toda la fuerza de sus pulmones: ¡¡¡Abajo el Caciquismo que nos mata, envilece y deshonra!!!

Dióse, acto continuo, lectura a unos inspirados versos del campesino poeta D. Manuel Rodríguez, de Carballedo, que fueron premiados con grandes aplausos y que con gusto publicamos a continuación:
«Si algún elector hubiese — partidario aquí de Inclán,—coja al hombro su petate— y marche para el desván, — porque aquí todos estamos—con nuestro párroco al frente,— en contra del señor Suárez— como también de su gente. — La escuela y la cartería — ha tiempo nos prometieron;— pero ni Inclán ni los suyos— dicha promesa cumplieron. — Que suspendan las promesas—y que no den más banquetes,— que en su contra hay seis concejos —cansados ya de churretes. — Son muchas las amenazas—hechas por los inclanistas;— contra ellas protestamos—en periódicos y revistas.--Y todos sin quedar uno—al señor Kleiser votamos,— porque es todo un caballero—y en su compaña nos vamos Al señor Kleiser hoy damos —la bienvenida más plena, — y en su triunfo muy seguro — darémosle enhorabuena.— Me dispensarán las faltas,—pues nunca pude tener — una escuela y un maestro—para poder aprender.»

Los jóvenes D. Fructuoso Uría y don Jaime Graña cantaron, después, al son de la gaita, unos bonitos couplets alusivos al Sr. Kleiser, que hicieron por un rato las delicias de los concurrentes y que no publicamos por no hacer demasiado extensa esta reseña.

Inclanistas y Kleiseristas estuvieron contemplando desde esta población, con sentimientos enteramente opuestos, la grandiosidad del mitin, y personas hubo que, para mejor contemplarlo, sacaron del fondo de sus baúles los gemelos que años hacía descansaban tranquilos en el indicado sitio.

También los asistentes al mitin contemplaron, desde el elevado sitio en que se encontraban, el suelo donde, entre lodos, inmundicias y suciedades, duerme perezosamente la Sultana del Narcea...

Cangas del Narcea desde Santa Marina (Fotu: Tornadijo)
Y vieron cómo el Hospital pide auxilio para sus ancianos desamparados... y cómo el sin rival Parque de la Vega clama porque le saquen del abandono en que se encuentra... y cómo el Camposanto solicita expansión para sus cadáveres... y cómo el liliputiense y sucio Matadero se esconde, avergonzado de su pequeñez y pobreza... y cómo la población llora la falta de aguas potables que tan buenas y abundantes existen en los puntos que la rodean y se llaman Reguerón, Curriellos, Santirso, Cascarín y El Fuejo... y vieron cómo un enjambre de rencores y odios batía sus negras alas sobre la Casa del Pueblo... y, viendo muchas más cosas, vieron, por fin, que del pueblo de Vallado descendía una brisa delicada, dulce, suave, bienhechora, pacífica y amorosa que deshacía los rencores y los odios, sustituyéndolos por una paz octaviana infalible precursora de muchos y grandes bienes para el distrito de Cangas de Tineo y regresaron contentos y alborozados a sus respectivos lares, ansiando llegue pronto el venturoso momento de poder depositar en las urnas su voto en favor de su futuro diputado a Cortes D. Luis Martínez Kleiser, quien, satisfechísimo, regresó a esta capital con los amigos que le acompañaran.

¡Bravo, muy bien por los honrados, laboriosos y nobles vecinos de la parroquia de Santa Marina de Obanca!...


 (El testu pertenez al númberu 353 del periódicu "El Narcea", del 16-11-1912)

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