viernes, 23 de marzo de 2012

¡Tamos en campaña! (XI): En Santa Marina

Kleiser en Sta. Marina de Obanca.

Entre las dulces caricias de brisas muy suaves y placenteras, e infinidad de rayos de luz esplendorosa, rebosando su corazón alegría y contentamiento indecibles, partió a las tres de la tarde del día 3 de Octubre último de la plaza de la Oliva de esta villa; acompañado de gran número de sus leales amigos cangueses, el incansable caudillo de las innúmeras fuerzas Kleiseristas del Distrito electoral de Cangas de Tineo D. Luis Martínez Kleiser, en dirección al inmediato pueblo de Santa Marina de Obanca.

Bajaron al hermoso Puente Nuevo, llegaron deseguida junto a la casa de don Marcelino Álvarez, conocida por «Casa de Baratura», y, desde este punto, comenzaron la subida de los dos kilómetros próximamente de camino que, para llegar al mencionado pueblo, tenían que recorrer.

Unos 50 metros habían andado, cuando viéronse gratamente sorprendidos por un lindo y numeroso grupo de niños y niñas que, en el pueblo de El Fuejo, les salieron al encuentro dando incesantes «vivas» al Sr. Kleiser, demostración sencilla y palmaria del verdadero afecto que a éste profesan ya hasta los niños, y que él, igual que sus acompañantes, muy singularmente agradeció.

Este precioso detalle, que a primer golpe de vista parece insignificante y que en varias ocasiones se tiene observado, evidencia lo eminentemente popular que es la candidatura del Sr. Kleiser, para diputado a Cortes por este Distrito.

Al dar vista la comitiva a Santa Marina, cuyo pueblo hallábase reunido con su virtuoso Párroco D. Esteban Fernández a la cabeza, una nutridísima y prolongada descarga de gruesos palenques que, mezclado y confundido con el ensordecedor eco de constantes, unánimes y entusiásticos vítores al Sr. Kleiser, dejó resonar el suyo potentísimo sobre esta capital, para pena y quebranto de Inclanistas, y de Kleiseristas alegría y consuelo, anunció la llegada.

Muy efusiva y cariñosamente saluda el Sr. Kleiser a todos y a cada uno de los allí presentes y, a la cabeza de todos colocado, parten directamente, llenos de alegría, de regocijo y de entusiasmo hacia el prado de la propiedad de D. José Berdasco, donde la reunión había de efectuarse, y desde cuyo sitio domínase perfectamente la villa de mis amores, la villa de Cangas de Tineo.

Adralés (Fotu: Cangas del Narcea: la Asturias por descubrir)
Al poco rato de haber llegado al indicado sitio, dejóse ver por el camino real una verdadera nube de hombres que, entre el incesante disparo de grandes cohetes y las alegrísimas notas de la gaita muy hábilmente manejada por el gaitero de Adralés D. Vicente Martínez, dirigíanse, contentos y gozosos, al referido prado cual si fuesen a celebrar la más solemne y predilecta de sus fiestas. Eran los vecinos de los pueblos de Villar de Adralés, Adralés, Amago, Carballedo, Irrondo y Cerame.

Mi pluma confiésase incapaz de poder describir la animación, la alegría, el regocijo, el entusiasmo que reinó, entonces, entre aquellas gentes tan buenas y sencillas como laboriosas y honradas...

Tampoco acierta a trasladar aquí la inmensa satisfacción que, en aquellos deliciosos momentos, reflejaba el tranquilo y bondadoso semblante del dignísimo Párroco, viendo a todos sus amados feligreses reunidos allí en una sola voluntad, en una sola aspiración, en un solo anhelo; el de mostrar su afecto y adhesión inquebrantables al Sr. Kleiser. ¿Para que me sirves, pluma mía, si no me sirves para expresar cuanto quiera, y como quiera, valiéndome de ti?...

Cesan los «vivas»... callan los cohetes... enmudece la gaita... y D. Ceferino Arias, con frase limpia, correcta y sencilla, impregnada del calor del entusiasmo que arde en su pecho, hace la presentación del Sr. Kleiser para Diputado a Cortes por el Distrito de Cangas de Tineo, en las primeras elecciones que se celebren. Su discurso fue justamente premiado por una espontánea y nutrida salva de calurosos aplausos de aquella noble e imponente multitud.

Esta, que ansiaba por momentos el escuchar la palabra de su caudillo y jefe, quedóse, súbitamente, silenciosa.

Con vigorosa entonación y voz clara y elocuentísima pronunció el Sr. Kleiser, un admirable discurso. Comenzó, agradeciendo a aquella inmensa muchedumbre su concurrencia al acto, lo cual atribuyó entre otras cosas a lo muy cansada que se encuentra ya de sufrir los golpes del maldito látigo del cacique que él se había formado el propósito firmísimo de desterrar para siempre del Distrito de Cangas de Tineo, aunque tuviera que sacrificar su vida en la demanda; manifestó que él iría a las Cortes para traducir y expresar fielmente las voluntades, aspiraciones y anhelos de bienestar y de prosperidad de los electores y que, convencido plenamente de que el honrado y noble Distrito de Cangas de Tineo dirigía los ojos con esperanzas hacia él, hacía toda .clase de sacrificios para conseguir llenarlo de bienes y de dicha.

Un inclanista dijo, pronunció la siguiente frase: «Han conseguido -refiriéndose a los Kleiseristas- despertar al León», considerando erronéamente que el «León» era el Inclanismo, y, sin quererlo, dijo una verdad muy grande.

Ese león, somos nosotros; su cuerpo, hermoso, fuerte y perfecto, lo formáis todos los electores del Distrito de Cangas de Tineo, y yo me honro muy altamente en representar, debido tan sólo, a vuestra buena y sana voluntad, su cabeza. Ese león que, más bien que dormido, estaba narcotizado por el caciquismo, irguióse de repente, sacudió su melena, dio un bramido y apréstase a dar la decisiva batalla al funesto «Inclanismo», segurísimo de que lo vencerá. Puede afirmarse que lo tiene ya vencido.

Al terminarse el discurso, los unánimes aplausos, vítores y aclamaciones al futuro Diputado a Cortes por Cangas de Tineo, llegaron al delirio del entusiasmo.

Usó, seguidamente, de la palabra el entusiasta Kleiserista D. Adoración Regueral, quien, con lenguaje llano y sencillo, pero de energía y de entusiasmo rebosante, expuso con verdadera maestría a la consideración de aquellas gentes una buena parte de la odiosa obra de los caciques y cacicuelos, que sólo supieron llevar a los pueblos la discordia y la ruina; cuyo caciquismo hallábase próximo a morir a manos del Kleiserismo.

Fue muy aplaudido el Sr. Regueral, por aquella muchedumbre que, a la terminación del discurso, gritó entusiasmada y con toda la fuerza de sus pulmones: ¡¡¡Abajo el Caciquismo que nos mata, envilece y deshonra!!!

Dióse, acto continuo, lectura a unos inspirados versos del campesino poeta D. Manuel Rodríguez, de Carballedo, que fueron premiados con grandes aplausos y que con gusto publicamos a continuación:
«Si algún elector hubiese — partidario aquí de Inclán,—coja al hombro su petate— y marche para el desván, — porque aquí todos estamos—con nuestro párroco al frente,— en contra del señor Suárez— como también de su gente. — La escuela y la cartería — ha tiempo nos prometieron;— pero ni Inclán ni los suyos— dicha promesa cumplieron. — Que suspendan las promesas—y que no den más banquetes,— que en su contra hay seis concejos —cansados ya de churretes. — Son muchas las amenazas—hechas por los inclanistas;— contra ellas protestamos—en periódicos y revistas.--Y todos sin quedar uno—al señor Kleiser votamos,— porque es todo un caballero—y en su compaña nos vamos Al señor Kleiser hoy damos —la bienvenida más plena, — y en su triunfo muy seguro — darémosle enhorabuena.— Me dispensarán las faltas,—pues nunca pude tener — una escuela y un maestro—para poder aprender.»

Los jóvenes D. Fructuoso Uría y don Jaime Graña cantaron, después, al son de la gaita, unos bonitos couplets alusivos al Sr. Kleiser, que hicieron por un rato las delicias de los concurrentes y que no publicamos por no hacer demasiado extensa esta reseña.

Inclanistas y Kleiseristas estuvieron contemplando desde esta población, con sentimientos enteramente opuestos, la grandiosidad del mitin, y personas hubo que, para mejor contemplarlo, sacaron del fondo de sus baúles los gemelos que años hacía descansaban tranquilos en el indicado sitio.

También los asistentes al mitin contemplaron, desde el elevado sitio en que se encontraban, el suelo donde, entre lodos, inmundicias y suciedades, duerme perezosamente la Sultana del Narcea...

Cangas del Narcea desde Santa Marina (Fotu: Tornadijo)
Y vieron cómo el Hospital pide auxilio para sus ancianos desamparados... y cómo el sin rival Parque de la Vega clama porque le saquen del abandono en que se encuentra... y cómo el Camposanto solicita expansión para sus cadáveres... y cómo el liliputiense y sucio Matadero se esconde, avergonzado de su pequeñez y pobreza... y cómo la población llora la falta de aguas potables que tan buenas y abundantes existen en los puntos que la rodean y se llaman Reguerón, Curriellos, Santirso, Cascarín y El Fuejo... y vieron cómo un enjambre de rencores y odios batía sus negras alas sobre la Casa del Pueblo... y, viendo muchas más cosas, vieron, por fin, que del pueblo de Vallado descendía una brisa delicada, dulce, suave, bienhechora, pacífica y amorosa que deshacía los rencores y los odios, sustituyéndolos por una paz octaviana infalible precursora de muchos y grandes bienes para el distrito de Cangas de Tineo y regresaron contentos y alborozados a sus respectivos lares, ansiando llegue pronto el venturoso momento de poder depositar en las urnas su voto en favor de su futuro diputado a Cortes D. Luis Martínez Kleiser, quien, satisfechísimo, regresó a esta capital con los amigos que le acompañaran.

¡Bravo, muy bien por los honrados, laboriosos y nobles vecinos de la parroquia de Santa Marina de Obanca!...


 (El testu pertenez al númberu 353 del periódicu "El Narcea", del 16-11-1912)

jueves, 22 de marzo de 2012

¡Tamos en campaña! (X): En Trones

Trones (Fotu: Cangas del Narcea: la Asturias por descubrir)
Poco tiempo hacía aún que el Sr. Kleiser y sus acompañantes partieran del pueblo de San Romano, donde habían pasado un delicioso rato, cuando comienzan a oír el ruido de voladores que, con frecuencia, hendían el viento.

Soltaban éstos varios vecinos del lugar de Trones, a donde dirigía sus pasos aquella comitiva que iba placenteramente recordando el desbordante entusiasmo que los honrados habitantes de Besullo y su parroquia habían mostrado con motivo de la visita que les acababa de hacer el prestigioso y extremadamente activo Jefe de las innumerables fuerzas Kleiseristas del distrito electoral de Cangas de Tineo.

Al promedio del camino que los dos citados lugares enlaza y une, dejóse ver un hombre que, acompañado únicamente de su gaita y de toda clase de preámbulos haciendo caso omiso, se colocó a la vanguardia de la comitiva, apoyó en un hombro el musical instrumento e hinchando, con un soplo, el odre del mismo, lanzó a los aires las patrióticas notas de la Marcha Real que no cesaron de escucharse con deleitable alegría hasta cerca ya de Trones. Era, aquel hombre, el famoso gaitero de Sanabuega. Dios lo conserve.

El mutismo de la alegre gaita coincidió con el feliz encuentro de un muy numeroso grupo de nobles aldeanos que, en el punto ya indicado, aguardaban, impacientes, al Sr. Kleiser. Llegado que hubo éste a dicho punto, uniéronsele aquéllos, y entre el general regocijo, los disparos de cohetes y los estruendosos «vivas» al futuro diputado, entró éste, triunfalmente, en el pueblo de Trones, donde una muchedumbre inmensa le aguardaba.

Después de haber el Sr. Kleiser estrechado cariñosamente las honradas y laboriosas manos de aquellos pacíficos paisanos y de conversar con ellos amigablemente breve rato, tomó la palabra D. Ceferino Arias y, en hermosos párrafos caldeados por el fuego del entusiasmo que ardía en su pecho, hace la presentación del futuro diputado a Corles por este distrito D. Luis Martínez Kleiser, que fue recibida con una calurosa y nutrida salva de aplausos de aquel inmenso gentío.

Incontinenti, pronuncia el Sr. Kleiser, un elocuentísimo discurso, siendo coronados los diferentes períodos del mismo por los espontáneos y unánimes aplausos de aquellas gentes sinceras, que sólo saben expresar lo que real y verdaderamente sienten.

En su discurso, hizo una sucinta, general y verídica reseña de las críticas circunstancias por que viene atravesando este distrito, cual si se encontrara huérfano de representación tanto en Cortes como en la Provincia y en el Municipio, condolióse muy amargamente de tan deplorable situación y expuso los medios que él tiene excogitados para conseguir que esa situación concluya para siempre y que entre, el distrito, por las vías del bienestar, del progreso y del engrandecimiento; cuyos medios prometió poner en práctica tan presto como sea honrado con la alta investidura del diputado.

Oíase decir a aquellas gentes : «Dios quiera que sea pronto: así lo esperamos».

Tal y tan excesivamente grande fue el entusiasmo que aquellos buenos paisanos mostraron a la despedida del Sr. Kleiser, que la pluma declárase impotente para describirlo.

Olvidábasenos decir, que, al reseñado acto de Trones, estuvo presente el muy digno Párrroco de Parajas.

No queremos terminar esta reseña, sin dar cuenta de un detalle que, por sí solo, demuestra muy a las claras el frenético entusiasmo que privaba en el pueblo de Besullo, con motivo de la visita, que el Sr. Kleiser le hizo.

Suplicaron a éste los vecinos de dicho pueblo, que, concluida que fuera su visita al pueblo de Trones, les enviara al gaitero, pues querían celebrar en Besullo, por la noche, la visita que el Sr. Kleiser les había hecho por el día. Este simpático joven que de ningún encargo ni ruego que se le haga se olvida, les mandó al gaitero, y hemos sabido posteriormente, con suma complacencia, que los vecinos de Besullo pasaron aquella noche en medio de la más franca y cordial animación.
 

(El testu pertenez al númberu 351 del periódicu "El Narcea", del 02-11-1912)

miércoles, 21 de marzo de 2012

¡Tamos en campaña! (IX): En Bisuyu



Bisuyu (Fotu: Cangas del Narcea: la Asturias por descubrir)
Bajaba el Sr. Kleiser, con su acompañamiento, del pueblo de San Pedro de las Montañas, en dirección al de Besullo, cuando, al pasar por frente al del Pumar, fue gratamente sorprendido, igual que su séquito, por las grandes detonaciones producidas por incesantes disparos de armas de fuego, con que los vecinos de este último pueblo, que no habían podido ir a Besullo, le saludaban; a cuyo entusiástico saludo el Sr. Kleiser y sus acompañantes contestaron de la única manera que la larga distancia lo permitía; con el mudo y expresivo lenguaje de sus respectivos pañuelos de mano. Saludo tan inesperado como simpático y conmovedor fue altamente apreciado por el Sr. Kleiser, quien manifestó que jamás se borraría de su memoria.

¡Bien por el pueblo del Pumar que, por modo tan inusitado, supo expresar sus verdaderos amores a su futuro Diputado a Cortes!...

Zreicéu (Fotu: Cangas del Narcea: la Asturias por descubrir)
A la entrada del honrado, laborioso y hospitalario pueblo de Besullo, aguardaban al Sr. Kleiser muy nutridos grupos de hombres de dicho pueblo y de los de El Otriello, El Pumar, Irrondo, San Romano, Cerecedo, Cubo de Puerto y Caserío de Leirón y le esperaban, también, los simpáticos jóvenes cangueses D. Siro Arias, D. Jaime Graña Valdés y D. Nicolás y D. Luis S. Cantón y Llanes.

No pudo ser anunciada la llegada del Sr. Kleiser, con el estampido de los cohetes; porque, a pesar de haber sido comprados por los aldeanos al Piroctécnico de de esta villa «Cantarín», dejándoselos pagos, lo cierto es que no llegaron para el objeto a que estaban destinados; sin que sepamos hasta la fecha la causa de que los voladores no hubieran llegado a su debido tiempo. ¿Tendrá conocimiento de esta causa el indicado Piroctécnico?...

No obstante, tremendas descargas de tiros substituyeron a los cohetes, y, en medio de estas descargas, del sonido alegre de las gaitas y de unánimes atronadores «vivas» al Sr. Kleiser, hizo éste su triunfal entrada en el pueblo de Besullo.

La espaciosa Plaza estaba cuajada de gente poseída de un mismo sentimiento, del sentimiento de amor, que es el más delicado y nobilísimo de todos los sentimientos humanos, hacia el futuro diputado. Ni en la fiesta de Nuestra Señora de Las Veigas, que es la que desde inmemorial tiempo viene celebrándose en Besullo con las mayores pompa y solemnidad, pudieron verse tantas almas reunidas en el mentado sitio.

Don Ceferino Arias, poseído de verdadero entusiasmo y de verdadera fe por la causa del Kleiserismo, hizo, en un hermoso discurso, la. presentación del señor Kleiser como candidato para Diputado a Cortes por el distrito de Cangas de Tineo; obteniendo grandes aplausos de aquella muchedumbre.

Verdad es, que el Sr. Arias estuvo a punto de ser interrumpido en su discurso por el vecino de esta villa y concejal del Ilustre Ayuntamiento de la misma D. César de Llano, que se hallaba allí presente -también dejáronse ver el ex cabo de Municipales y el cabo de Barrenderos- y manifestó que iba como Delegado de la Autoridad; pero no es menos verdad que aquel conato de interrupción desagradó, por completo, a todos los presentes y que la prudencia se sobrepuso. ¡Cuantas feas acciones se llevan a cabo en el mundo!...

Tomó, seguidamente, la palabra el señor Kleiser, pronunciando un discurso realmente maravilloso, tal vez el mejor de cuantos haya pronunciado, que fueron muy muchos, en su visita por los pueblos del Distrito, y lo pronunció con tal vehemencia, con tal energía, con tal exuberancia de amor para con aquellas gentes, poniéndolas de relieve el grandísimo malestar en que se encontraban, el punible abandono en que yacían por parte de los llamados a mirar cuidadosamente y con esmero por .sus intereses y la verdadera ansiedad que él tenía de remediar sus males, que el auditorio, todo oídos, hallábase tan pendiente de los labios del orador, que ni siquiera pestañeaba, ni respiraba apenas. Estruendosos y prolongados aplausos y los «vivas» mas ensordecedores y entusiásticos al futuro diputado Sr. Kleiser, formaron la brillantísima corona de su discurso.

Acto seguido, comenzó a hablar don César de Llano... Su entrecortada voz no nos permitió oír las pocas palabras que pronunció... Una general sonrisa de los circunstantes nos distrajo... Volvimos al instante de nuestra distracción... Ya no hablaba el D. César...

Entre los incesantes aplausos y «vivas» de aquel inmenso gentío, el Sr. Kleiser y su comitiva, accediendo gustosos a la fina invitación que el dignísimo y respetable Sr. Párroco de Besullo les había hecho, fueron a comer del medio día a la casa de éste. Durante la comida, que tuvo honores de verdadero banquete y en la cual no faltaron el excelente vino, el riquísimo café y los magníficos cigarros, reinó la mayor animación y la alegría más franca y cordial.

Puestos en marcha el Sr. Kleiser y su séquito, con dirección al pueblo de Irrondo, toda aquella masa de gente, en la cual el entusiasmo habíase desbordado, acompañó a aquél, precedida de gaitas, hasta las afueras del pueblo, repitiéndose, sin cesar, los referidos «vivas». Sin embargo, un grupo numerosísimo de hombres con don Eugenio Arias Llano, pariente del D. César, a la cabeza, continuaron hasta el indicado pueblo de Irrondo, y, desde este pueblo, al de San Romano, donde fueron todos obsequiados muy atentamente con riquísima cerveza por el simpático D. Constantino Llano, vecino de este pueblo. Desde este punto los acompañantes de Besullo, regresaron a sus respectivos lares.

¡Bien, muy bien, por los entusiastas y decididos habitantes de la parroquia de Besullo, que, con la magnífica actitud, jamás bastante alabada, que mostraron con motivo de la visita del Sr. Kleiser, dieron una prueba gallarda y pública de que tienen verdadera conciencia de que son libres, de que obran con entera libertad y de que nadie, absolutamente nadie, podía conseguir llevar en su día a las urnas a ninguno de dichos habitantes, como se lleva a un borrego al sitio que se quiera!...

Besullo no es «feudo» de nadie. Está emancipado de todo yugo feudal. Es libre; completamente libre. ¡¡Viva Besullo!!

(El testu pertenez al númberu 350 del periódicu "El Narcea", del 26-10-1912)

martes, 20 de marzo de 2012

¡Tamos en campaña! (VIII): Por Las Montañas

Agradable y risueña presentóse la mañana del día 25 de Septiembre último.

Entre las caricias y besos de la bellísima aurora, tomó asiento el Sr. Kleiser, en su magnífico «auto», y, acompañado de sus leales amigos D. Ceferino Arias, don Luis S. Cantón, D. Manuel Pérez y don Modesto Morodo, de esta villa, y D. Joaquín Rodríguez, del caserío de Las Mestas, rompió la marcha, llegando, a los pocos minutos, al pintoresco pueblo de Regla de Perandones.

Acto seguido, montaron a caballo en dirección a San Pedro de las Montañas y, apenas fueron divisados, desde este pueblo, en el alto de la Sierra, una formidable descarga de grandes palenques anuncio, a guisa de avanzado centinela, la aproximación del Sr. Kleiser y de su acompañamiento al indicado lugar.

Eran las diez de la mañana... Nutrida comisión de robustos aldeanos, que mostraban en sus alegres semblantes la nobleza de sus almas, recibió al ilustre visitante, a las afueras del pueblo, entre los dulcísimos acordes de la clásica gaita y el estampido seco de los cohetes.

Fontes de Las Montañas (Fotu: Los mios güeyos faciendo camín)
Todos de a pie, llegaron a la entrada del expresado pueblo, donde hallábanse aguardando al Sr. Kleiser, ochenta hombres vecinos de dicho San Pedro de las Montañas y de los limítrofes de San Félix, Las Defradas, Fuentes y Las Avelleras. También estaban allí todas las mujeres y niños de los mentados lugares.

El espectáculo que ofrecía a la vista aquella muchedumbre, aquella masa, aquel núcleo tan compacto, tan unido y grande de gente era, en verdad, grandioso y conmovedor. Nunca, nunca se vio en el mencionado pueblo a tanta gente reunida a impulsos de un mismo y solo deseo, del deseo de recibir a su futuro diputado con entusiasmo amoroso y delirante.

Al pasar la muchedumbre apiñada el puente que da acceso al mencionado pueblo, hubo un momento de temor de que dicho puente se hundiera, debido a lo muy deteriorado que se encuentra; pero, afortunadamente, no se hundió, ni hubo que lamentar otra cosa que el correspondiente momentáneo susto.

Dos bonitos arcos revestidos de follaje y con preciosos pañuelos de seda de diferentes colores y matices adornados, habíanse levantado, respectivamente, a la entrada y salida del referido puente, ostentando ambos, en gruesos caracteres, la siguiente inscripción: «A nuestro futuro Diputado D. Luis Martínez Kleiser».

Terminado que hubo el Sr. Kleiser de saludar cariñosa e individualmente a todos los que se hallaban allí reunidos, D. Ceferino Arias, pronunció un hermoso, aunque breve, discurso, poniendo de manifiesto las excelentes cualidades del Sr. Kleiser, para representar en Cortes el distrito de Cangas de Tineo; siendo muy aplaudido.

Seguidamente, e! Sr. Kleiser, dirigió su fluida, amena y elocuentisima palabra a aquella muchedumbre, haciéndola ver el objeto de su visita; y, al terminar su brillante discurso, demuestran aquellas gentes el grandísimo entusiasmo de que estaban poseídas, a medio de estrepitosos y prolongados aplausos y «vivas» al futuro diputado por Cangas de Tineo, unánimes y atronadores.

Todos, todos quedaron afectos a su candidatura, prometiendo, seria y formalmente, defenderla, unidos y con todas sus fuerzas, cual si fuesen un solo hombre. Fue tan verdadero y tan intenso el amor que el Sr. Kleiser, comunicó a aquellos hombres, que todos, sin excepción, hallábanse poseídos del mayor de los entusiasmos y querían acompañarle a Besullo; habiendo tenido que rogarles muy mucho para lograr que de su propósito desistieran. Sin embargo, muchos le acompañaron largo rato, durante el cual no cesó, el Gaitero, de tocar la Marcha Real, y algunos hasta Besullo.


 (El testu pertenez al númberu 349 del periódicu "El Narcea", del 19-10-1912)

lunes, 19 de marzo de 2012

¡Tamos en campaña! (VII): D'Alguerdo a Il Bau

¿Qué decir del día 30, en que se hizo la jornada a Alguerdo y Taladrid, pasando por el Villar de Cendias? Imposible me es describir la animación al momento de pasar el arco levantado en el pueblo de Alguerdo, a la vista de las colgaduras que habían puesto en las casas del mismo. Todo era allí vida: el gentío, los panderos tocados por las mozas, las gaitas, los «vivas» y las estrofas alusivas, entre las que recordamos -por habérseme facilitado copia- la siguiente: Bien venido, señor Kleiser; hombre noble y muy honrado, Dios le ayudará a llegar a ser nuestro diputado. =Viva, viva el señor Kleiser, el futuro diputado, que nos viene a visitar a este valle tan aislado. =Dios guarde a usted, caballero,y a su amable compañía; Dios los corone de gloria como a la Virgen María.

El Villar (Fotu: Gonzálo de Suárez)
Después de dirigirles la palabra el señor Kleiser como en los demás sitios, se salió en dirección al Villar de Cendias, cuyo pueblo se reunió en masa, a excepción de dos vecinos.
Al oscurecer dábamos vista a Taladrid (1). ¡Espectáculo indescriptible... nuevo... sensacional... nos aguardaba! Desde nuestro paso por el puente, no se oía mas que el ruido ensordecedor de las bombas; llegados a la entrada del pueblo antedicho... su originalísimo arco, formado por pañuelos de seda de distintos colores y matices, presentaba un magnífico cuadro, digno de un buen pintor. Dicho arco estaba sustentado por dos bellísimas jóvenes del lugar. Completaba este hermosísimo cuadro un grupo de bailadores vestidos con verdadero gusto y que bailaban la «Danza», baile típico, originalísimo, que fue precediéndonos hasta la era del ex concejal y estimado amigo nuestro D. Ramón Buelta, donde se reanudó dicha danza, que fue celebradísima por todos. ¿Y qué diré del célebre Buelta, que nos alojó en su casa e hizo los honores debidos, igual que su hijo Antonino? Su buena amistad y cariño, su buen humor inalterable, que hizo las delicias de todos, y la buena mesa con que nos obsequió, le hacen merecedor a que jamás podamos olvidar las pocas horas que pasamos en su compañía.

El día 1º del corriente hicimos el recorrido de Tormaleo y El Bao. Iguales demostraciones... igual entusiasmo... ¿para qué repetir más?... No obstante, respecto de Tormaleo, consignaremos un detalle, y es: que dos hermosas jóvenes de dicho pueblo entregaron al futuro diputado dos papeles, de los cuales, el uno, decía: «Al Sr. Kleiser le felicito, porque en esta parroquia todos votan a su favor», y el otro: «No quiero ser española, si al Sr. Kleiser, diputado no hacemos desde ahora». También se había colocado un bonito arco con la siguiente inscripción : «Viva nuestro diputado Sr. Kleiser».
Il Bau. Casa típica.

Al camino nos fue a esperar nuestro amigo Pedro Cadenas, e invitados atentamente por D. Domingo Álvarez, párroco de Tormaleo, nos tuvimos que sentar a comer en su amable compañía. ¡Cuánto cariño y afecto nos demostró este señor!... En compañía del mismo emprendimos la marcha al Bao, donde todos nos esperaban, y al frente de ellos el Sr. Arcipreste y su señor hermano, párroco de Alguerdo. Nueva invitación de estos señores; y a las cinco y media el Sr. Kleiser, en compañía de D. Joaquín Rodríguez, se despidió de nosotros, enderezando el rumbo al pueblo de Rengos, donde le esperaba el automóvil que le había de conducir a Cangas.

En síntesis : el recibimiento hecho al Sr. Kleiser, en todo el concejo de Ibias, superó á toda ponderación; es pálido reflejo lo que en estas líneas se expresa. Así es que su despedida ha sido de honda emoción, llena de cariño, no pudiendo ocultar la satisfacción que le produjo su estancia y que más que con palabras ha demostrado con hechos. Un nuevo, estrecho y cariñoso abrazo al Alcalde para que lo trasmitiera al Concejo en pleno, tué su despedida.

Lleve buen viaje el Sr. Kleiser, y no olvide el amor y el entusiasmo con que se le acogió en todas partes y los corazones que piden por el buen éxito de su causa.

(1) A Taladrid, fue a esperar al Sr. Kleiser una numerosa comisión del pueblo de La Viliella (Cangas de. Tineo), donde, al regreso de Ibias, le hicieron a aquél un grandioso recibimiento.


 (El testu pertenez al númberu 348 del periódicu "El Narcea", del 12-10-1912)

viernes, 16 de marzo de 2012

¡Tamos en campaña! (VI): Por Centiales, Os Coutos, Seroiro ya Marentes

En la mañana del día 26 del próximo pasado salió de Cangas el Sr. Kleiser, en compañía de sus amigos el médico D. Jesús Villa, el concejal de aquel Ayuntamiento D. Joaquín Rodríguez y del Alcalde de Ibias D. Humberto de Ron, que, previamente, había llegado el día anterior con el propósito de acompañarle. Después de un felicísimo viaje y poco antes de llegar al pueblo de Centenales, acudieron a dar la bienvenida a los viajeros las personas de más significación en el concejo, entre las que recordamos a D. Luis Ron, D. Secundino Arango Quintana, párroco de Cecos; D. Enrique de Cangas, propietario; D. Hortensio Digón, médico municipal; D. Francisco Monjardín, propietario; D. Manuel Avello, juez municipal suplente, y D. Remigio Cedrón, propietario.

Centiales (Fotu: Pañeda, ASTURIAS.AS)
Al pasar por junto al pueblo dicho de Centenales, todo el pueblo, a excepción de ¡uno solo!, acudió en masa a saludar al Sr. Kleiser, el que se unió a los viajeros y a los señores citados, con dirección al pueblo de Cecos. Cerca de mediodía, el estampido de gruesos palenques anunció a todos los vecinos de la parroquia estar en el alto de Pandela toda la comitiva. Poco tiempo después llegaban al pueblo dicho, donde se adelantó otra comisión formada por D. Celestino Suárez, ex juez municipal y propietario; D. José María de Cangas, venerable presbítero, y D. Bonifacio López, coadjutor de la parroquia, al frente de todos los vecinos de la misma, a excepción de veinte y dos -contados- retraídos por razones que todos los lectores alcanzarán. A la entrada y salida del puente de piedra habían colocado dos artísticos arcos de follaje, por debajo de los cuales, y entre el estampido de voladores, el sonido de las gaitas del país y los atronadores «vivas», pasó el Sr. Kleiser, con sus acompañantes, en dirección al Campo de Ron. ¡Hermosísimo espectáculo al llegar a este sitio el futuro diputado!... Allí nuevamente se hallaban congregados todos los vecinos en pleno de la parroquia antedicha. Con repetir que sólo faltaban de ésta 22 individuos, basta para poder juzgar de la magnitud del recibimiento. Después de saludar el Sr. Kleiser, y individualmente, a todos, les dirigió la palabra, empezando por saludar dando un abrazo al Sr. Alcalde como demostración de ver en la persona de éste la representación genuina de todo el concejo, discurso interrumpido por palabras de asentimiento, por demostraciones de complacencia y agrado, siendo coronado su final, por multitud de «vivas», retirándose más tarde a descansar a la Casa de Ron, propiedad del Sr. Alcalde. Se sirvió una comida íntima en esta casa, en donde se reunieron cerca de treinta comensales, reinando entre todos los invitados la mayor cordialidad y alegría. Como caso curioso bastará apuntar que D. José María Barrero, ex concejal y propietario, se halla imposibilitado hace ya bastante tiempo, y a pesar de que se le indicó mandase un hijo para que le representase, no quiso acceder y bajó personalmente. ¡Tal fue el entusiasmo que despertó la venida del Sr. Kleiser, a su solo anuncio!


Cecos (Fotu: Pañeda, ASTURIAS.AS)
A las cuatro de la tarde, después de una nueva demostración de simpatía de los mismos vecinos, que esperaban impacientes la salida del que ya llamaban su diputado, y de nuevos «vivas» al marchar, iniciados por la señora del Alcalde y contestados y coreados por la multitud, se montó nuevamente a caballo en dirección a la villa de San Antolín, capital del concejo de Ibias, siendo objeto el señor Kleiser de iguales manifestaciones de cariño. Le esperaban también los señores de Villanueva -padre e hijo-, secretarios, respectivamente, del juzgado municipal y del Ayuntamiento, y personas de influencia notoria en el país. Allí, igualmente, se reunieron la inmensa mayoría de la parroquia y se compartió agradablemente en la casa conocida por la del «Cuartel» con todos. Más tarde dirigió el Sr. Kleiser la palabra al pueblo, que fue escuchada con religiosidad -a pesar de haber «nubes»-, y al oscurecer se retornó a descansar a la Casa de Ron.

Al siguiente día por la mañana salió el Sr. Kleiser, en compañía del Sr. Alcalde, D. Celestino Suárez, D. Estanislao Villanueva, D. Francisco Monjardín, D. Hortensio Digón y otros, con el objeto de visitar las parroquias de Santa Comba de los Cotos y Sena, siendo recibidos en el primer sitio por el párroco D. Manuel Pulido, que goza de generales simpatías y en casa del cual fueron invitados galantemente a comer, comida espléndida por cierto, contando además el Sr. Kleiser con todos los electores de la mencionada parroquia. En el pueblo de Viñal se unió a los expedicionarios el maestro y muy querido amigo nuestro D. Manuel Díaz Huergo. Al pasar por el pueblo de la Ribera, entró a saludar el Sr. Kleiser a la señora Dª Escolástica Gómez, la que puso a disposición de dicho señor a su administrador D. Laureano Díaz Guitián, y a todos sus electores, habiéndonos además obsequiado con pastas y jerez.

De regreso, se pasó a Sena, como dicho queda, y a pesar de no estar avisados los vecinos, según manifestación del Sr. Párroco, no obstante se habían congregado los de este pueblo, los de Salvador, Castaosa,..., regresando ya bien entrada la noche con un verdadero temporal de aguas.

El sábado 28 se hizo la visita a las parroquias de Seroiro y Marentes. Imposible describir el sinnúmero de personas reunidas y el entusiasmo sin límites. En el primero de dichos sitios se habían dado cita los vecinos en pleno... Voladores... gaitas... obsequios... hospitalidad sin cuento... El tiempo apremiaba y hubo necesidad de dar la orden de partida para San Antolín, donde nos esperaban a comer de medio día, comida magnífica, con honores de completo banquete, servida en la casa de Dª Ramona Díaz, con verdadero gusto y esmero, y parte de ella confeccionada por las hijas de un ex juez vecino de San Antolín y que no me atrevo a nombrar por no ofender su modestia. Allí no faltaba nada para el estómago más exigente; desde los platos más suculentos, hasta los entremeses más variados hasta los dulces mejores, buen café... servidos con tanto gusto como en el mejor hotel.

Por la tarde se hizo el rumbo a Marentes. Lo que queda dicho de la mañana es aplicable en un todo, sin omitir detalle, a esta parroquia. Se conversó con todos y con personas de tanta significación como D. Francisco de la Peña, rico propietario; D. Francisco López, párroco, y D. Daniel Vega, presbítero. Fuimos obsequiados igualmente en casa del Sr. Párroco. Todo fue alegría rayana en el frenesí del entusiasmo por nuestro querido Kleiser. Ya hoy es popular, querido, repito, y respetado en Ibias, como lo es en Cangas, en Somiedo, en Grandas... en todo el distrito y a donde vaya, porque tiene el ángel de atraer por su sinceridad.

El domingo se dedicó al descanso, que buena falta nos hacía después de haber visto en los días precedentes el incalificable abandono en que yace el país, y de oír el general descontento que en todos palpitaba; y no ha podido menos el señor Kleiser de recoger esa queja unánime, con el cariño y atención debida, para remediarla, ofreciendo poner al servicio de todos y de sus intereses su juventud, actividad y constancia; es decir, que ha visto por sus propios ojos lo que se ha manifestado al comienzo de esta mal hilvanada crónica.


 (El testu pertenez al númberu 348 del periódicu "El Narcea", del 12-10-1912)

jueves, 15 de marzo de 2012

¡Tamos en campaña! (V): Ibias (antoxana)

El Couñu/El Couño
¡Ibias!... ¡Qué desconocido eres para la mayor parte del distrito y de Asturias! ¡Hermoso rincón tan abandonado de todos siendo uno de los concejos mayores del Principado, con una población de 8.000 habitantes aproximadamente, con ricos productos de todas clases, hermosas y variadas hortalizas, excelente fruta, riquísimo vino -quizás el mejor de la provincia- y castaña incomparable que no reconocerá rival en toda España!...

Al lado de su fértil suelo no posee nada que pueda favorecer su explotación, y ya no hablo de maderas y carbones, pues no se les oculta a sus habitantes que a pesar de estar representados en Cortes hace cerca de diez y nueve años por el señor Suárez Inclán, sólo han obtenido -y de sus labios así lo he oído repetidas veces- el completo desprecio hacia ellos y el total abandono y desamparo en que se encuentra este desdichado concejo, digno por todos conceptos de mejor suerte.

Sin vías de comunicación de ninguna clase que una siquiera este apartado rincón con la cabeza de su partido judicial; sin poder sacar sus ganados a las ferias y mercados de otros lugares, desmereciendo, cuando lo hacen, por el lamentable estado de los caminos; sin poder exportar sus productos cuando les sobra, ni introducirlos cuando les faltan, como desgraciadamente acontece en estos últimos años; sin poseer un solo edificio para escuelas, ni maestros que las sirvan en la mayor parte de ellas y del año; sin haber obtenido jamás un sólo crédito para aliviar desgracias inevitables y atender apremiantes necesidades; sin poseer, en general y en una palabra, un solo beneficio en el que directa ni indirectamente se haya visto la mano espléndida, la protección decidida y bienhechora del actual diputado -a quien ni siquiera conocen ni han visto-, y, últimamente -para no cansar a los lectores-, con una «única» carretera en construcción -que sabe Dios cuándo se terminará, a pesar de las continuadas promesas aún recientes en carta particular muy enseñada -y que no sólo no se debe exclusivamente al Sr. Suárez Inclán, sino que es desdoro, vergüenza y oprobio para un concejo de la importancia y extensión de éste, por no tratarse más que de una carretera de 4º orden, de un mal camino vecinal, sin las ventajas naturales, necesarias e indispensables de todo camino; no es de extrañar que por éstos y otros motivos no puede dejar de existir un ambiente de malestar y de protesta general y grande que se ha exteriorizado gallardamente durante la visita del Sr. Kleiser a este concejo y se ha de exteriorizar también en las próximas elecciones.

En apoyo de mi aserto que se detengan a discurrir sobre la última afirmación. ¿Qué pueblos beneficia, qué ventajas proporciona la tal carretera? Construida -que sea en su día- en una extensión de 30 kilómetros, aproximadamente, sin atravesar pueblo alguno, completamente desamparada y tendida sobre montañas en las que las nieves han de hacerla inaccesible e intransitable en el invierno, no hay que negar que ofrece una insignificante utilidad. ¿No era mejor, más conveniente, más económica, más corta, mejor trazada, más transitable en toda estación la que arrancando del concejo de Degaña o de la Collada de Cerredo bajase paralela al río Ibias -trazado de toda carretera- a unir a la que ha de venir de Fonsagrada, beneficiando casi todos los pueblos de las parroquias de Sisterna, Tormaleo, Taladrid, Alguerdo, Cecos, San Antolín y Marentes y atravesando el concejo totalmente en dirección Sur a Norte? Salta a la vista del más ignorante la inutilidad, casi podemos decir, de aquélla, y la utilidad grandísima, inmensa de ésta, que establecería además la comunicación directa y rápida de todo el concejo con Laceana, Fonsagrada y Cangas de Tineo.

Hoy, ¿qué vemos? Las carreteras de Corbón y la de Fonsagrada detenidas en el límite de las provincias respectivas, y la que viene a Cangas, detenida asimismo en el límite de este concejo. Y ¿a qué deben esto?...

A que los representantes que tienen entienden que no debe de entrar la civilización en este país cuando en las fronteras, digámoslo así, detienen el progreso; al poco o ningún interés que han tomado los obligados a ello, o que no han querido y no han tenido más objeto que satisfacer vanidades personales.

El concejo en pleno, que ha visto todo esto, no podía por menos que sacudir el duro yugo viendo esta estéril política, ha visto la conveniencia de cambiar de vida, se halla aprestado a la lucha electoral, que se avecina, con toda la virilidad de una raza honrada y noble cansada y abrumada de vejaciones y desprecios, en que sólo era solicitada su mano y estrechada en época de lucha para después, una vez conseguido el fin, no ocuparse más de ellos.

Así es que el recibimiento dispensado al Sr. D. Luis Martínez Kleiser, futuro diputado por este distrito, en su reciente visita a este concejo, ha sido sencillamente grande, imponente, colosal, espléndido... Esta es la verdad pura y escueta, Y no podía ser menos: aparte las razones expuestas y muchas, muchas más que podría añadir, ¿quién recuerda en este país, ni aun los octogenarios, ni éstos haberlo oído a sus antepasados, la venida de un diputado o aspirante a ello? Nadie; ni nadie pisó esta tierra con este carácter. Era, pues, una deuda de gratitud que había que pagar en el acto al futuro diputado, y la deuda en verdad se satisfizo con la acogida espléndida, simpática y cariñosa de que en todas partes fue objeto. ¡Bien por los habitantes de Ibias! Honrando al huésped, nos honramos a nosotros mismos.

 (El testu pertenez al númberu 348 del periódicu "El Narcea", del 12-10-1912).

(Esta entrada ya las dúas siguientes tán feitas cono "Nihil obstat quominus imprimatur" de la Bloguera Mayor d'Ibias).

miércoles, 14 de marzo de 2012

¡Tamos en campaña! (IV): Pol Ríu'l Coutu

L.luberiu (Fotu: Cangas del Narcea, la Asturias por descubrir)
Aunque la unión y la solidaridad de que se alardeó en todas las parroquias del Coto supera a toda ponderación, resultó más sorprendente, si cabe, el entusiasmo, la actitud resuelta con que se recibió y despidió a la comitiva en todo el trayecto desde Monasterio a Regla de Perandones. Y es que, enterados dos conspicuos inclanistas del proyecto de expedición, se adelantaron un par de días a recorrer sus Estados del Coto para imponer, sin duda, a sus colonos imaginarios el respeto inquisitorial a las constituciones constituidas por su Señor hace diez y nueve años, y el silencio y la indiferencia más terminantes cuando el Sr. Kleiser pasase a visitarlos.

Y, efectivamente, el miércoles 25 del pasado septiembre, salió el Sr. Kleiser en dirección al Coto, acompañado de los amigos Cantón, Carbajal, Ángel Rodríguez, Luis Ron y Manuel Pérez García, siguiendo sin hacer alto hasta Vegalagar, donde quedaron sorprendidos (primer desengaño) al estampido de los cohetes, acordes de la gaita y estruendosos vivas al futuro diputado, dados por el pueblo de La Viña en masa, y una Comisión de Monasterio del Coto que, salvando una legua de mal camino, bajó a esperar a la comitiva, resultando un acto imponente, tanto por el entusiasmo derrochado, como por lo abrupto y variado de aquel paisaje montañoso, en cuyas cuencas repercutía el eco de las bombas, simulando celebrar, también, la bienvenida de los visitantes.

No se pensaba llegar, pero a repetidas instancias de la Comisión de Monasterio, que traía la representación del pueblo, hubo de continuarse a este punto, donde del mismo modo esperaba el pueblo sin faltar uno (segunda plancha), incluso las mujeres. Como era la hora, se tendieron los manteles; se hizo honor a los manjares, y después de dirigir el Sr. Kleiser la palabra a los concurrentes -que llegaron a enardecerse hasta jurarle adhesión absoluta- se dio la orden de montar a caballo, siendo despedidos con los mismos honores y entusiasmo.

En Agüera

La Viña (Fotu: Pañeda, ASTURIAS.AS)
De regreso, se encontraba esperando en Vega de Hórreo la mayoría del pueblo, con quienes conversó familiarmente el Sr. Kleiser; continuando la ruta, acompañados del pueblo de La Viña; y al llegar a Luberio, el eco de la gaita, el tronar de los cohetes y los repetidos y entusiastas vivas proporcionaron a la comitiva una entrada triunfal en Agüera... (y va el tercer gazapo. Pues, señor, no habían perdido el tiempo los susodichos inclanistas en su excursión por el Coto).

Como íbamos diciendo, en Agüera se hallaban reunidos la inmensa mayoría de esta parroquia y la de Bergame, a quienes, después de los saludos de rigor, el amigo Carbajal dirigió la palabra con la oportunidad y gracejo que ya le son peculiares, haciendo la presentación del futuro diputado y arrancando continuados vivas y salvas de aplausos.

A continuación tomó la palabra el señor Kleiser, quien pronunció un discurso tan sencillo como elocuente, manteniendo en el auditorio el entusiasmo sincero y espontáneo de que estaba poseído desde la llegada, interrumpiéndole a cada instante con salvas de aplausos y protesta unánime de adhesión inquebrantable. Terminado el acto y después de larga y cariñosa despedida, se continuó el regreso para hacer alto en

Regla de Perandones

Aquí, y en compañía de la mayoría de la parroquia, se encontraba, esperando a la comitiva, el amigo Evaristo Morodo, haciendo las delicias de la concurrencia con su buen humor y peculiar gracejo. Cambiados los saludos y hecha la presentación, pronunció e! tercer discurso el Sr. Kleiser, siempre inspirado, siempre elocuente, dejando en el auditorio imborrables pruebas de simpatía y sinceridad.

Saboreando y comentando tan halagüeñas impresiones, se regresó a esta villa, sin novedad, bien entrada la noche.
RUISEÑOR

                                                                                                   Cangas, Octubre 3 1912.

(El testu pertenez al númberu 347 del periódicu "El Narcea", del 5-10-1912)