¿Qué
decir del día 30, en que se hizo la jornada a Alguerdo y Taladrid,
pasando por el Villar de Cendias? Imposible me es describir la
animación al momento de pasar el arco levantado en el pueblo de
Alguerdo, a la vista de las colgaduras que habían puesto en las
casas del mismo. Todo era allí vida: el gentío, los panderos
tocados por las mozas, las gaitas, los «vivas» y las estrofas
alusivas, entre las que recordamos -por habérseme facilitado copia-
la siguiente: Bien venido, señor Kleiser; hombre noble y muy
honrado, Dios le ayudará a llegar a ser nuestro diputado. =Viva,
viva el señor Kleiser, el futuro diputado, que nos viene a visitar a
este valle tan aislado. =Dios guarde a usted, caballero,y a su amable
compañía; Dios los corone de gloria como a la Virgen María.
El Villar (Fotu: Gonzálo de Suárez) |
Al oscurecer dábamos vista a Taladrid (1). ¡Espectáculo indescriptible... nuevo... sensacional... nos aguardaba! Desde nuestro paso por el puente, no se oía mas que el ruido ensordecedor de las bombas; llegados a la entrada del pueblo antedicho... su originalísimo arco, formado por pañuelos de seda de distintos colores y matices, presentaba un magnífico cuadro, digno de un buen pintor. Dicho arco estaba sustentado por dos bellísimas jóvenes del lugar. Completaba este hermosísimo cuadro un grupo de bailadores vestidos con verdadero gusto y que bailaban la «Danza», baile típico, originalísimo, que fue precediéndonos hasta la era del ex concejal y estimado amigo nuestro D. Ramón Buelta, donde se reanudó dicha danza, que fue celebradísima por todos. ¿Y qué diré del célebre Buelta, que nos alojó en su casa e hizo los honores debidos, igual que su hijo Antonino? Su buena amistad y cariño, su buen humor inalterable, que hizo las delicias de todos, y la buena mesa con que nos obsequió, le hacen merecedor a que jamás podamos olvidar las pocas horas que pasamos en su compañía.
Al
camino nos fue a esperar nuestro amigo Pedro Cadenas, e invitados
atentamente por D. Domingo Álvarez, párroco de Tormaleo, nos
tuvimos que sentar a comer en su amable compañía. ¡Cuánto cariño
y afecto nos demostró este señor!... En compañía del mismo
emprendimos la marcha al Bao, donde todos nos esperaban, y al frente
de ellos el Sr. Arcipreste y su señor hermano, párroco de Alguerdo.
Nueva invitación de estos señores; y a las cinco y media el Sr.
Kleiser, en compañía de D. Joaquín Rodríguez, se despidió de
nosotros, enderezando el rumbo al pueblo de Rengos, donde le esperaba
el automóvil que le había de conducir a Cangas.
En
síntesis : el recibimiento hecho al Sr. Kleiser, en todo el concejo
de Ibias, superó á toda ponderación; es pálido reflejo lo que en
estas líneas se expresa. Así es que su despedida ha sido de honda
emoción, llena de cariño, no pudiendo ocultar la satisfacción que
le produjo su estancia y que más que con palabras ha demostrado con
hechos. Un nuevo, estrecho y cariñoso abrazo al Alcalde para que lo
trasmitiera al Concejo en pleno, tué su despedida.
Lleve
buen viaje el Sr. Kleiser, y no olvide el amor y el entusiasmo con
que se le acogió en todas partes y los corazones que piden por el
buen éxito de su causa.
(1)
A Taladrid, fue a esperar al Sr. Kleiser una numerosa
comisión del pueblo de La Viliella (Cangas de. Tineo), donde, al
regreso de Ibias, le hicieron a aquél un grandioso recibimiento.
(El testu pertenez al númberu 348 del periódicu "El Narcea", del 12-10-1912)
(El testu pertenez al númberu 348 del periódicu "El Narcea", del 12-10-1912)
3 comentarios:
Hay que ver lo que cambió la cosa, de diecinueve faltaron dos y hoy si hacen reunión de diez faltan ocho.
Pues si lo hacen hoy en La Viliel.la, no los reciben ni a tiros: de seis faltarían ocho...
¡Anda! qué guapo, cuanto recibimiento, se nota que había vida en los pueblos gentío, etc. El año pasado fui a Taladrid y en todo el pueblo solo vi un perro, o no había gente o estaban escondidos. El recibimiendo fue escaso. Muy guapa la casa típica de El Bao, una pena que ta escondida.
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