miércoles, 21 de marzo de 2012

¡Tamos en campaña! (IX): En Bisuyu



Bisuyu (Fotu: Cangas del Narcea: la Asturias por descubrir)
Bajaba el Sr. Kleiser, con su acompañamiento, del pueblo de San Pedro de las Montañas, en dirección al de Besullo, cuando, al pasar por frente al del Pumar, fue gratamente sorprendido, igual que su séquito, por las grandes detonaciones producidas por incesantes disparos de armas de fuego, con que los vecinos de este último pueblo, que no habían podido ir a Besullo, le saludaban; a cuyo entusiástico saludo el Sr. Kleiser y sus acompañantes contestaron de la única manera que la larga distancia lo permitía; con el mudo y expresivo lenguaje de sus respectivos pañuelos de mano. Saludo tan inesperado como simpático y conmovedor fue altamente apreciado por el Sr. Kleiser, quien manifestó que jamás se borraría de su memoria.

¡Bien por el pueblo del Pumar que, por modo tan inusitado, supo expresar sus verdaderos amores a su futuro Diputado a Cortes!...

Zreicéu (Fotu: Cangas del Narcea: la Asturias por descubrir)
A la entrada del honrado, laborioso y hospitalario pueblo de Besullo, aguardaban al Sr. Kleiser muy nutridos grupos de hombres de dicho pueblo y de los de El Otriello, El Pumar, Irrondo, San Romano, Cerecedo, Cubo de Puerto y Caserío de Leirón y le esperaban, también, los simpáticos jóvenes cangueses D. Siro Arias, D. Jaime Graña Valdés y D. Nicolás y D. Luis S. Cantón y Llanes.

No pudo ser anunciada la llegada del Sr. Kleiser, con el estampido de los cohetes; porque, a pesar de haber sido comprados por los aldeanos al Piroctécnico de de esta villa «Cantarín», dejándoselos pagos, lo cierto es que no llegaron para el objeto a que estaban destinados; sin que sepamos hasta la fecha la causa de que los voladores no hubieran llegado a su debido tiempo. ¿Tendrá conocimiento de esta causa el indicado Piroctécnico?...

No obstante, tremendas descargas de tiros substituyeron a los cohetes, y, en medio de estas descargas, del sonido alegre de las gaitas y de unánimes atronadores «vivas» al Sr. Kleiser, hizo éste su triunfal entrada en el pueblo de Besullo.

La espaciosa Plaza estaba cuajada de gente poseída de un mismo sentimiento, del sentimiento de amor, que es el más delicado y nobilísimo de todos los sentimientos humanos, hacia el futuro diputado. Ni en la fiesta de Nuestra Señora de Las Veigas, que es la que desde inmemorial tiempo viene celebrándose en Besullo con las mayores pompa y solemnidad, pudieron verse tantas almas reunidas en el mentado sitio.

Don Ceferino Arias, poseído de verdadero entusiasmo y de verdadera fe por la causa del Kleiserismo, hizo, en un hermoso discurso, la. presentación del señor Kleiser como candidato para Diputado a Cortes por el distrito de Cangas de Tineo; obteniendo grandes aplausos de aquella muchedumbre.

Verdad es, que el Sr. Arias estuvo a punto de ser interrumpido en su discurso por el vecino de esta villa y concejal del Ilustre Ayuntamiento de la misma D. César de Llano, que se hallaba allí presente -también dejáronse ver el ex cabo de Municipales y el cabo de Barrenderos- y manifestó que iba como Delegado de la Autoridad; pero no es menos verdad que aquel conato de interrupción desagradó, por completo, a todos los presentes y que la prudencia se sobrepuso. ¡Cuantas feas acciones se llevan a cabo en el mundo!...

Tomó, seguidamente, la palabra el señor Kleiser, pronunciando un discurso realmente maravilloso, tal vez el mejor de cuantos haya pronunciado, que fueron muy muchos, en su visita por los pueblos del Distrito, y lo pronunció con tal vehemencia, con tal energía, con tal exuberancia de amor para con aquellas gentes, poniéndolas de relieve el grandísimo malestar en que se encontraban, el punible abandono en que yacían por parte de los llamados a mirar cuidadosamente y con esmero por .sus intereses y la verdadera ansiedad que él tenía de remediar sus males, que el auditorio, todo oídos, hallábase tan pendiente de los labios del orador, que ni siquiera pestañeaba, ni respiraba apenas. Estruendosos y prolongados aplausos y los «vivas» mas ensordecedores y entusiásticos al futuro diputado Sr. Kleiser, formaron la brillantísima corona de su discurso.

Acto seguido, comenzó a hablar don César de Llano... Su entrecortada voz no nos permitió oír las pocas palabras que pronunció... Una general sonrisa de los circunstantes nos distrajo... Volvimos al instante de nuestra distracción... Ya no hablaba el D. César...

Entre los incesantes aplausos y «vivas» de aquel inmenso gentío, el Sr. Kleiser y su comitiva, accediendo gustosos a la fina invitación que el dignísimo y respetable Sr. Párroco de Besullo les había hecho, fueron a comer del medio día a la casa de éste. Durante la comida, que tuvo honores de verdadero banquete y en la cual no faltaron el excelente vino, el riquísimo café y los magníficos cigarros, reinó la mayor animación y la alegría más franca y cordial.

Puestos en marcha el Sr. Kleiser y su séquito, con dirección al pueblo de Irrondo, toda aquella masa de gente, en la cual el entusiasmo habíase desbordado, acompañó a aquél, precedida de gaitas, hasta las afueras del pueblo, repitiéndose, sin cesar, los referidos «vivas». Sin embargo, un grupo numerosísimo de hombres con don Eugenio Arias Llano, pariente del D. César, a la cabeza, continuaron hasta el indicado pueblo de Irrondo, y, desde este pueblo, al de San Romano, donde fueron todos obsequiados muy atentamente con riquísima cerveza por el simpático D. Constantino Llano, vecino de este pueblo. Desde este punto los acompañantes de Besullo, regresaron a sus respectivos lares.

¡Bien, muy bien, por los entusiastas y decididos habitantes de la parroquia de Besullo, que, con la magnífica actitud, jamás bastante alabada, que mostraron con motivo de la visita del Sr. Kleiser, dieron una prueba gallarda y pública de que tienen verdadera conciencia de que son libres, de que obran con entera libertad y de que nadie, absolutamente nadie, podía conseguir llevar en su día a las urnas a ninguno de dichos habitantes, como se lleva a un borrego al sitio que se quiera!...

Besullo no es «feudo» de nadie. Está emancipado de todo yugo feudal. Es libre; completamente libre. ¡¡Viva Besullo!!

(El testu pertenez al númberu 350 del periódicu "El Narcea", del 26-10-1912)

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