viernes, 11 de enero de 2013

La plaga de los castaños

En el centro, la casa de Castaño
En contra de lo que pudiera dar a entender el título (y de lo que, probablemente piense alguna mente malévola), no está dedicada esta entrada a un amigo mío de Ibias que comparte apellido con el árbol mencionado. Es cierto que el apellido Castaño es bastante frecuente en la zona occidental asturiana, y en La Viliel.la existe una casa así llamada por el apellido de un hombre natural de Lago (Ayande), que se casó con una mujer del lugar. Pero dicha frecuencia no es tanta como para considerarlo una plaga (al apellido...).

Castaño afectado de chancro. Foto: SERIDA (*)
Como muchos sabréis, y posiblemente hayáis visto, desde hace unos años los castaños en el noroeste peninsular vienen padeciendo una enfermedad denominada chancro que afecta a prácticamente todos ellos, y que está acabando con una de nuestras riquezas naturales. En un informe del Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario (SERIDA) del Principado de Asturias se detallan las causas de esta enfermedad y algunas de las posibles soluciones.

No ha sido este el primer problema que ha afectado a los castaños asturianos. A principios del siglo XX se hablaba de otra plaga, la enfermedad de la tinta, que ya causaba estragos desde el siglo XVIII. En el texto siguiente, el periódico cangués El Narcea, en su ejemplar del 6 de noviembre de 1914, describía este problema y sus posibles soluciones en esa época.

Una gran riqueza, la de los castañares, viene agotándose en toda Europa sin que contenga la enfermedad que los devora cuantos remedios se han puesto a contribución. Los inmensos bosques de castaños de las regiones españolas, sufren igualmente de la enfermedad, ensanchándose cada año las superficies cubiertas por el follaje del árbol peculiar de los terrenos primitivos, en los que, el granito el feldespato y el gneis son sus principales constituyentes.
Casi todos los países de Europa hállanse sujetos a los efectos de la plaga; todas, o la mayoría de zonas cubiertas por castaños ven cada año ensanchar las superficies atacadas. En nuestra nación, Galicia, Asturias, las Vascongadas, los montes y bosques de castaños van perdiendo su lozanía; pierden encanto los paisajes y los naturales van viendo cómo se limitan los recursos que aquellos árboles les daban.

Castaño afectado de tinta, de Fitopatología del castaño (**)
La enfermedad, producida por el desarrollo de una pequeña criptógama desorganiza el sistema radicular y altera el tejido leñoso, que va ennegreciendo poco a poco hasta volverlo completamente negro; de aquí el nombre de enfermedad de la tinta con que se designa esta alteración. Para combatirla todos los remedios puestos a contribución han resultado estériles; solo un lenitivo se halla en la adopción de algunas variedades resistentes a la enfermedad que luego son injertadas con castaños indígenas.

Las variedades dotadas de resistencia a la enfermedad proceden del Japón; con ellas se acude a un recurso semejante al de los viticultores para burlar la filoxera; injertada la vid europea, sobre pies americanos resistentes, el insecto no destruye la vid y ésta produce la misma clase de fruto que se cosechaba antes. Fue en 1902 que se hicieron en Tolouse las primeras observaciones sobre la resistencia del castaño del Japón. Este castaño al parecer, tiene mucha semejanza al nuestro, y puede fácilmente confundirse con él; por eso es difícil darse cuenta de su autenticidad; la mayor parte de ellos (principalmente el Tarubu) tiene una mancha muy extensa y zapada, que ocupa la mitad de la superficie de la fruta, Desgraciadamente, la importación en Francia de los castaños del Japón es de resultado dudoso, a causa de las dificultades de conservación durante la travesía. Por la vía del camino de hierro transiberíano no se a corta, travesía y el transporte es más costosa. Hasta ahora los castaños importados del Japón, son como muchos de los árboles originarios de este país, de poca altura; parece constituir para nuestro castaño plantones de injertar débiles, con desarrollo lento y con falta de vigor.


Es verdad, a lo que parece, que existen en el Japón, en el interior de las islas Nippon y Kiou-Sim, variedades de castaños de gran tamaño, que sería interesante importar, así como el castaño de perro, que también es un gran árbol. El pudrimiento de las raices no parece ser la causa de la enfermedad, sino su efecto. El mal parece estar en las radículas al nivel de las micorizas, que son manguitos micelienos como pólipos, rodeando y hasta penetrando superficialmente la extremidad de las radículas. En tiempo normal estas micorizas, ó a lo menos algunas de ellas viven en simbiosis con el árbol, con el fin de permitir al castaño la absorción directa del nitrógeno orgánico del humus.

Las observaciones hechas en Ardecho, han permitido comprobar que, la enfermedad del castaño se encuentra en todos los terrenos, lo mismo en los suelos pedregosos que en las buenas tierras; en particular, en San Julián del Serre, existe en tierras cultivadas fértiles, que dan cosechas de cereales, de maíz, de patatas, es decir, centros por completo propios a la nitrificación. No se debe olvidar, en efecto, que para su alimentación en nitrógeno el castaño posee no solamente micorizas, sino también pelos absorbentes. Estos entran en función en las tierras cultivadas, y por lo mismo el árbol es muy sensible al empleo del nitrato de sosa como lo atestigua un experimento hecho en 1908, que vamos a relatar. Este ensayo tuvo lugar en Vesseauc es decir, en una de las localidades del Ardecho de más fama por la producción de castañas, y fue hecho en casa del señor Taupenas Philippe, alcalde. El experimento se llevó a cabo en castaños viejos de unos cincuenta años, perteneciendo a la variedad Gruesa boca o Boca roja y plantados en una colina a unos diez metros los unos de los otros, en una marca bajociena descalcarizada, llamada Mortain en el país, y que da nacimiento a tierras, de buena fertilidad media, temiendo poco la sequedad en verano. Dispusiéronse parcelas de seis árboles, ocupando cada una una superficie de cinco áreas. En la primera de estas parcelas, al pie de cada castaño, en una zanja circular de 0'20 cm. de profundidad, cavando alrededor del tronco a una distancia de éste casi igual a la proyección sobre el suelo de las ramas principales, se echó la siguiente mezcla: por cada árbol; dos kilos de nitrato de sosa 15/16; 4 kilos de superfosfato 16/18; 2 kilos de sulfato potástico 48/51. A la segunda parcela se le aplicó la misma fórmula, pero sin el nitrato de sosa, y la tercera quedó por testigo sin abono.


Durante el verano los árboles de las parcelas mejoradas con abonos químicos sobre todo los de parcela n° 1, con el abono completo tenía una espléndida vegetación largos retoños y hojas de un verde obscuro, cuyo color se destacaba vigorosamente y de muy lejos sobre la testigo. Económicamente, el resultado fue notable como desde el punto de vista cultural, pues dejó un beneficio neto de 112'80 francos por hectárea.

Ante la rápida disminución de los bosques de castaños, bajo la influencia de los progresos de la enfermedad de la tinta en la comarca francesa del Ardeche, se han tomado medidas propias para detener la destrucción de los bosques de castaños y asegurar su reconstitución.

A este efecto aquel Consejo Departamental estableció en 1909 campos de experimentos del estudio de la enfermedad de la tinta; creó viveros de plantones de castaños japoneses resistentes a la enfermedad y distribuyó entre los agricultores y acordó recompensar a los propietarios de los más hermosos castañares reconstituidos.

Algo semejante podrían hacer las Diputaciones y Entidades de nuestras provincias para salvar nuestros bosques de castaños amenazados de desaparecer por la destructora parásita que los invade y aniquila.

(*) De la publicación Plagas y enfermedades del castaño.
(**) Publicación del  Organismo Autónomo de Empleo y Desarrollo Rural de la Diputación de Salamanca

(Y 20.000 visitas ya. Quién lo diría...)