Hoy
abandono la música y el cómic y pongo una cita literaria. En esta supongo que última
entrega sobre este tema, la pavimentación:
“Finalmente, la ejecución de la obra no incide en absoluto sobre el medio, habiéndose tenido a su vez, como criterios básicos: la racionalidad en lo referente a respetar la plataforma actual de las calles y caminos existentes, sobre las que discurrirá la mayor parte de la obra; la reposición de material natural en el tapado de zanjas cuando discurren por finca, y, dado que las calles actualmente están hormigonadas, no afectamos para nada el entorno, pues además algunas se pavimentarán con piedra.”
Peligro: escalón lateral |
Pero
no queda ahí la cosa. Varias calles y todos los callejones
peatonales quedaron sin hormigonar. La explicación del responsable,
otra genialidad: “Sólo se
pavimentan aquellas calles por las que tienen el acceso principal las
viviendas”. Gran
argumento, aunque ligeramente contradicho por dos detalles: a una
casa le dejaron el pavimento nuevo a 16 metros de la entrada
principal (a cambio, puede acceder al hórreo y a la huerta por un
tramo hormigonado), y a otra se lo dejaban a 37 metros, aunque, al
final, tras nuevas gestiones ante el responsable,
hormigonaron hasta llegar a la entrada de la casa.
Acceso hormigonado cercano |
"Huerta" en medio del pueblo |
Y
por si alguien siente curiosidad por saber qué empresa fue la
encargada de hacer la titánica tarea, ahí va: Tragsa, empresa al
parecer pública, mediante adjudicación digital, y cuyo encargado de
las obras en La Viliel.la no demostró ningún interés en tomar en
cuenta algunas propuestas de los vecinos para mejorar las chapuzas.
Por el contrario, la relación con los obreros fue, en general, más
que fluida. También tuvimos una visita excepcional: el entonces
director del Parque, González-Capitel, acompañado del responsable
y del susodicho encargado,
para ver cómo iba la obra. Su
estancia, desde que se bajó del coche hasta que se subió, duró 15
minutos. Tardó más en entrar y salir de La Viliel.la que en
escuchar las quejas y sugerencias de los vecinos. Pero, claro, como
tampoco se iba a querer enterar de nada (como con la cabaña de
Oubachu), no necesitaba mucho tiempo más. Buenas tres patas para un
asiento...
Cuando
escribía esto, me vino a la memoria la historia de las obras en
varios pueblos del concejo de Cangas y sobre todo las de
Vil.lacibrán, que podéis ver aquí: En Villacibrán quedan cosas por rematar (LNE, 26-10-2010). Pero que
ocurran estas cosas en otros lugares, no es ningún consuelo.
Demuestra, simplemente, que la chapuza es el método más usado en
las obras públicas y que, en la mayoría de los casos, quedan sin
solucionar todas aquellas cosas mal hechas o incompletas, pero los
dineros sí se los llevan. Sólo queda esperar que los vecinos de
Vil.lacibrán y los de otros lugares con problemas semejantes tengan
buena suerte en sus peticiones.
2 comentarios:
Lo del encementado de La Viliel.la es como "la chapuza nacional" y nunca puede tener disculpa.Obras y obras realizadas por las distintas administraciones, ejecutadas sin ningún tipo de control, y que junto a otras circunstancias nos han arrastrado a la situación actual, que es mejor no calificarla por temor a que todavía empeore mas.
Es lamentable lo mal que se gasta y ha gastado el dinero en obra pública en este país.
Publicar un comentario