En el año 2001, la consejería de Medio Ambiente, la Universidad de Uviéu y la Fundación Oso de Asturias publican el libro “Muniellos, Reserva de la Biosfera”, que describe con detalle las características de la Reserva (geológicas, faunísticas, vegetales, etc) y la interacción humana con el bosque (historia, aprovechamientos, etnografía, etc) y en el que también participa nuestro ya conocidísimo responsable multidirector de espacios naturales. En el mismo se encuentran párrafos tan bonitos como éstos:
“Hasta el momento los programas de desarrollo emprendidos por el Principado en torno a Muniellos han incidido principalmente en la mejora de infraestructuras y servicios básicos”.
“Hasta ese momento”, todas y cada una de las obras realizadas en La Viliel.la (acometida del agua, hormigonado de las calles, ensanche de 400 m del acceso, etc), fueron hechas y pagadas por los vecinos, sin que el Ayuntamiento o el Principado hiciesen amago de poner un solo céntimo. Sólo en el año 2001, el Ayuntamiento (aunque con dinero del Principado) hormigonó esos 400 m después, naturalmente, de haberlo solicitado los vecinos.
“La inclusión en la Reserva de la Biosfera de las localidades más próximas, Valdebois y La Viliella, y las áreas de cultivo en torno a éstas permitirá integrar a la comunidad humana del entorno de Muniellos en los planes de conservación del mismo y, a través de los necesarios Planes de Desarrollo Sostenible, acometer programas de mejora del hábitat rural en la gestión del espacio, mejorando la percepción vecinal respecto a la conservación de la Reserva”.
Ya pudimos comprobar la integración y la participación que para los vecinos de Valdebóis y La Viliel.la dispusieron en la composición del Patronato de la Reserva de Muniel.los, tal como quedó expuesto en la entrada La Reserva Natural de Muniel.los: El Patronato. Y también cómo hubo que luchar para que nos hiciesen algunos de los programas de mejora (La carta a los Reyes Magos). Sin olvidar la frase de Victor Manuel Vázquez (entonces director general de Recursos Naturales), en el mencionado libro: “Por otro lado, tal compromiso [con Muniel.los] se manifiesta en las decididas políticas de conservación del espacio, (…), y en Planes de Desarrollo Sostenible que impliquen mejoras en las infraestructuras y servicios básicos del entorno (...)”, que estamos esperando que se haga realidad totalmente algún año de estos.
Desconozco las mejoras que se puedan haber realizado en Valdebóis y si las mismas fueron por solicitud de los vecinos o por concienciación de las autoridades, pero las actuaciones que se realizaron en La Viliel.la, no fueron por iniciativa del Principado o del Ayuntamiento, sino que fue la insistencia de los vecinos la que consiguió que se hiciesen algunas de esas obras. Así y todo, la mayoría de las solicitudes quedaron sin atender. Y comprendo perfectamente que ni el consejero correspondiente ni el alcalde van a ir por los pueblos preguntando cuáles son las necesidades (y a La Viliel.la no van ni siquiera en campaña electoral), pero en este caso se daba la circunstancia de que se nombraba Reserva de la Biosfera el lugar natural más emblemático del Suroccidente asturiano, y que sólo eran dos las poblaciones incluidas en ella, a diferencia de la Reserva de la Biosfera de Somiedu, por ejemplo, que abarca todo ese concejo y 39 entidades de población.
El 10 de julio de 2003, se amplia la Reserva de la Biosfera de Muniel.los a todo el territorio del Parque Natural de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias, manteniendo el mismo nombre, con lo que Valdebóis y La Viliel.la pasan a ser dos poblaciones más entre las 81 incluidas en ella, disminuyendo las posiblidades de que ambos pueblos pudiesen ver mejoradas sus infraestructuras y servicios básicos, su entorno natural y su patrimonio etnográfico y cultural. A cambio, Muniel.los ya limita con Ancares, Forniella, Somiedu, Tinéu y Ayande...
¿En qué y dónde se empleó el dinero que estaba destinado a las mejoras en La Viliel.la, y su monte (limpieza de caminos, arreglo de fuentes, etc) entre el año 2000 y el 2003? Pues, salvo lo indicado antes, en otros lugares de los alrededores, mucho más rentables electoralmente para el Ayuntamiento y el Principado, en pavimentación, mejora de alumbrado público y traídas de agua, pistas de acceso a fincas, subvenciones de fiestas y otras actividades, y también en hacer una iglesia nueva, en el año 2000, por hallarse el templo dentro de Muniel.los, según “El Cueto” (publicación en aquellos años del Ayuntamiento de Cangas, hecha a mayor gloria del entonces alcalde): “La inversión global rondó los 50 millones de pesetas, gracias a una subvención de la Dirección General de Recursos Naturales, por estar ubicado en la Reserva Nacional Integral de Muniellos”. Curioso caso el de un edificio religioso incrustado en la Reserva, que no sólo está a 5 Km del límite más cercano, sino también fuera del actual Parque y Reserva de la Biosfera.
No estoy en contra de que se legisle para proteger la Naturaleza. Al contrario, pienso que es muy necesario para evitar abusos que hagan desaparecer el tesoro más preciado del Suroccidente asturiano. Y, afortunadamente, las leyes han pasado de ser absolutamente prohibitivas a considerar el factor humano, con todo lo que conlleva: conservación del patrimonio histórico y cultural en todas sus facetas, posibilidad de un desarrollo económico basado en la explotación racional de los recursos (turismo, agricultura, oficios tradicionales, industrias relacionadas, etc). Y la teoría es casi perfecta. El problema está cuando viene la práctica, pareciendo que se aplican únicamente de modo restrictivo (de modo que los vecinos no ven los beneficios, o escasamente, pero sufren las prohibiciones), con el agravante de que ni siquiera parecen beneficiar al medio natural, y también cuando las inversiones siempre parecen quedarse en los mismos sitios, o cunde la sospecha de que benefician a los gestores de los mismos, o cuando da la impresión de que la legislación no se aplica a todos por igual. Y ejemplos de estas situaciones los hemos visto con demasiada frecuencia a lo largo de estos años, por lo que resulta difícil de creer que realmente beneficien al medio ambiente y a los vecinos.
Acabo con otra frase extraida del libro aludido, y que, leída diez años después, sin despreciar la buena disposición con la que fue escrita, suena tan hueca como cualquiera de las que hablan de los beneficios para los vecinos: “Reconocimiento, pues, a quienes han habitado y habitan estos lugares, ya que sin su concurso y sensibilidad este logro no hubiera sido en modo alguno posible. Su buen hacer es un ejemplo en el que deben mirarse tanto las generaciones futuras como cuantos hoy aspiramos a legar a nuestros descendientes un entorno natural en mejores condiciones que el que hemos recibido,...” (Martín González del Valle y Herrero, entonces Presidente de la Fundación Oso de Asturias).
3 comentarios:
Nos recuerdas de nuevo, que del dicho al hecho... lo que se escribió entonces es similar a ciertas resoluciones de la ONU: dejan claro lo que debería ser, pero no articulan los medios para que se cumplan.
El resumen creo que es bastante claro: por un lado palabras, palabras y mas palabras, que a veces son promesas, y que como tal se las lleva el viento. Por otro lado, el paisano de estos pueblos debe ser mucho mas tozudo y menos conformista y debe pedir, pedir y pedir, hasta que álguien de los que solo sueltan palabras recibe la petición y tiene a bien ejecutar alguna obra. Así que, amigo Xastre, debes inculcar a tus vecinos que la insistencia es un buen arma para conseguir alguno de los proyectos que tiene pendientes La Viliel.la.
Querido amigo Jose: Antes de tratar de convencer a mis vecinos de que hay que seguir pidiendo cosas para el pueblo, me voy a hacer a pico y pala la carretera de L.larón a Cecos, con enlaces y áreas de servicio incluidas. O lo que es lo mismo, el que venga detrás, que arree.
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